Lo has visto en la mesa de los k-dramas en cada comida y los idols lo nombran al tomarse una foto. ¿Lo reconoces? ¡Sí! Estoy hablando de nada más y menos que del kimchi (김치). Si quieres saber más sobre su origen, sabor y beneficios, este blog es para ti. Así que sin más preámbulo ¡empecemos!

¿Qué es el kimchi?
Primero y antes que nada, el kimchi es el plato nacional en Corea.
Segundo, pero no menos importante, es una preparación culinaria hecha a base de verduras, hortalizas o plantas silvestres que se sazona con especias, frutas, carne, pescado o mariscos fermentados. Después, todos los ingredientes juntos sufren una fermentación láctica, lo que le da un sabor fresco, picante y salado, y una textura crujiente.

Imagen de ANTONI SHKRABA obtenida en Pexels
¿Cuál es su historia?
De acuerdo a los numerosos registros sobre la preparación del kimchi y su consumo; se supone que se ha preparado y consumido desde el siglo III o IV d.c. en Corea, y por ese entonces, el rábano era su principal materia prima. Más tarde, se usó como ingrediente principal la Baechu cabbage (col china), junto con el pimiento rojo y otras especias. En la actualidad, el kimchi que consumimos se ha producido y consumido desde el siglo XVIII.

¿Qué beneficios tiene?
El kimchi contiene altos niveles de vitaminas, minerales, fibras dietéticas y probióticos que están presentes en sus ingredientes y de los cuales sus efectos positivos se amplían durante el proceso de fermentación. Este proceso junto con los ingredientes origina efectos fisiológicos como la estimulación de la función inmunitaria, lo que resulta en efectos antioxidantes, antiateroscleróticos y antidiabéticos. Además de reducir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y retrasar el envejecimiento.
Claro que esto solo se consigue comiendo el kimchi diario como parte de nuestra dieta.

¿Cómo se come el kimchi?
Este es indispensable en la mesa de los coreanos. Se puede comer en desayunos, almuerzos y cenas. Se sirve como guarnición, aunque lo puedes comer como plato principal acompañado de arroz, sopas, carnes y ensaladas. Otro rasgo que hace especial al kimchi, es que hay muchos tipos imaginate ¡hay más de 167! Los cuales dependen del ingrediente principal del que se elabore, la región y los métodos de preparación.

Los tipos más populares son los hechos a base de repollo, pepinos, rábanos, ajos, jengibres y pimientos. Ningún kimchi es idéntico, ya que varía de acuerdo a la región, el clima y los gustos particulares; y es que a la hora de prepararlo, cada familia le da su toque particular de acuerdo a sus tradiciones. La idea de elaborarlo se pasa de generación en generación por lo cual se ha convertido en una tradición. Y se acostumbra que la receta familiar sea pasada de suegra a nuera o de madre a hija.
A mí el sabor fresco, fermentado y picante es lo que más me gusta. Lo como sobretodo con arroz y fideos. Ahora platicame, ¿a ti cómo te gusta el kimchi?
Yo soy Mar y recuerda que nos vemos en el siguiente blog, con otro tema interesante de comida o una receta. Adíos, adíos.
Escrito por: Marisol Montiel
Revisado por: Andrea Ramírez
Referencias:
Korean Net. (30/12/2021). El kimchi es un superalimento tendencia en Occidente. El kimchi es un superalimento tendencia en Occidente : Korea.net : The official website of the Republic of Korea
UNESCO. Patrimonio Cultural Inmaterial. (s/f). La preparación tradicional del ”kimchi” en la República Popular Democrática de Corea. La preparación tradicional del ”kimchi” en la República Popular Democrática de Corea – patrimonio inmaterial – Sector de Cultura – UNESCO
Park, K.-Y., Jeong, J.-K., Lee, Y.-E., & Daily, J. W. (2014). Health Benefits of Kimchi (Korean Fermented Vegetables) as a Probiotic Food. Journal of Medicinal Food, 17(1), 6–20. doi:10.1089/jmf.2013.3083
Cheigh HS, Park KY. Biochemical, microbiological, and nutritional aspects of Kimchi (Korean fermented vegetable products). Crit Rev Food Sci Nutr 1994;34:175–203.
Song YO. The functional properties of Kimchi for the health benefits. Food Ind Nutr 2004;9:27–33.
