Inmigración en Corea del Sur
¿Una solución viable para la crisis demográfica?

C
orea del Sur, uno de los países más desarrollados del mundo, enfrenta una de las crisis de natalidad más graves del mundo, con una tasa de fertilidad de apenas 0.72 hijos por mujer en 2024, la más baja registrada en la historia del país y la menor a nivel global. Para ponerlo en perspectiva, Japón y China, que también enfrentan problemas demográficos, tienen tasas de 1.26 y 1.09 respectivamente. (World Bank, 2024).
A pesar de los esfuerzos del gobierno surcoreano para enfrentar la baja natalidad, como el “Proyecto de Fomento de la Natalidad” que en 2024 destinó USD 1.300 millones para ampliar el acceso a tratamientos de fertilidad, cuidado infantil y apoyo laboral durante la crianza (Kwon, 2024), la tasa de fertilidad sigue en descenso, alcanzando su mínimo histórico durante ese año. Ante esta crisis, el gobierno anunció la creación de un “Ministerio para Contrarrestar la Baja Natalidad”, con el objetivo de implementar políticas integrales que aborden los desafíos económicos, sociales y culturales que desincentivan la maternidad y paternidad, reconociendo que los incentivos anteriores no han logrado revertir la tendencia (Yeung, Stambaugh & Seo, 2024).
Dada estas inquietudes es que nace la interrogante de este articulo; “Si incluso las políticas más agresivas han fallado, ¿qué medidas drásticas deberá tomar Corea del Sur para evitar un colapso demográfico?”.
Para comprender la magnitud de esta problemática, es necesario analizar no solo las cifras, sino también los factores económicos, las políticas gubernamentales y los cambios socioculturales que han influido en esta tendencia demográfica. A continuación, se examinarán estos aspectos clave para entender por qué Corea del Sur se encuentra en una situación demográfica sin precedentes.
Análisis de la crisis de natalidad coreana
Para comprender la magnitud de esta problemática, es necesario analizar no solo las cifras, sino también los factores económicos, las políticas gubernamentales y los cambios socioculturales que han influido en esta tendencia demográfica. A continuación, se examinarán estos aspectos clave para entender por qué Corea del Sur se encuentra en una situación demográfica sin precedentes.
Crisis Demográfica en Corea del Sur (2010–2023)
Visualización del colapso en la tasa de natalidad y el crecimiento de la mortalidad
Durante la última década, Corea del Sur ha presenciado un cambio demográfico sin precedentes. En 2010, nacían casi el doble de personas de las que morían. Pero en 2020, esa balanza se rompió. En 2023, la diferencia se hizo aún mayor: 230,000 nacimientos frente a más de 370,000 muertes. Esta infografía no solo muestra cifras, sino una transformación social profunda.
A nivel nacional, Corea del Sur ha experimentado un marcado descenso en el número de nacimientos en la última década. Según el “Gráfico 1”, basado en datos del “Korean Statistical Information Service” (KOSIS), la tasa de fertilidad ha caído de 1.23 hijos por mujer en 2010 a 0.72 en 2024, lo que representa una disminución del 40% en solo 14 años. Esta tendencia se ha acelerado especialmente entre 2017 y 2022, cuando la tasa de natalidad experimentó una caída más pronunciada. Además, el gráfico muestra que el número de nacimientos ha disminuido de 470,000 en 2010 a menos de 250,000 en 2023, mientras que los decesos han aumentado de 250,000 a más de 300,000 en el mismo período, superando por primera vez a los nacimientos en 2020.
Si contrastamos los datos de la última década con los primeros registros disponibles en las bases de datos de KOSIS, se observa que la crisis de natalidad en Corea del Sur es un fenómeno relativamente reciente. Según el gráfico adjunto número 2, que muestra las estadísticas vitales desde 1990 hasta 2010, las muertes no superaban de manera significativa a los nacimientos en las décadas anteriores. De hecho, en 2005 se registró la primera caída notable en la tasa de natalidad, pero esta fue mucho menor en comparación con la tendencia acelerada que comenzó a partir de 2010.
Entre 1990 y 2010, Corea del Sur experimentó un descenso sostenido en la tasa de natalidad. En 1990 nacían más de 700,000 personas al año, mientras que en 2010 apenas superaban los 400,000. Paralelamente, la cifra de muertes aumentó año tras año, hasta igualar o superar los nacimientos en la siguiente década. Esta infografía visualiza el inicio de una transición demográfica que aún hoy desafía a la sociedad surcoreana.
La tendencia de nacimientos y decesos analizada anteriormente no solo refleja una inversión demográfica sin precedentes, sino que también apunta hacia un futuro marcado por el envejecimiento acelerado de la población y una disminución significativa de la población total. Según las proyecciones de KOSIS (2023), esta tendencia se intensificará en las próximas décadas, lo que tendrá profundas implicaciones para la estructura etaria, la economía y el sistema de pensiones de Corea del Sur.
Proyección de Población para Corea del Sur 2024–2070
Datos visuales basados en proyecciones oficiales de población en millones de habitantes.
Proyección poblacional por edad – Corea del Sur (2024–2070)
Cada cuadrado representa aproximadamente 250,000 personas.
El “Gráfico 3”, que muestra la proyección de población para 2070, confirma este escenario. Según KOSIS, se espera que la población total de Corea del Sur disminuya de 51.7 millones en 2024 a aproximadamente 39.5 millones en 2070, lo que representa una reducción del 25%. Esta caída demográfica será impulsada por la combinación de una tasa de natalidad persistentemente baja y un aumento constante en el número de muertes, fenómeno que ya se ha observado en los últimos años. Además, el “Gráfico 4” indica que la población en edad laboral (15-64 años) disminuirá drásticamente, pasando de representar el 72% en 2024 a menos del 50% en 2070. Este cambio en la estructura poblacional generará una presión sin precedentes sobre la economía y los sistemas de bienestar social.
Según KOSIS, en el “Gráfico 4”, se espera que la población mayor de 65 años alcance el 46% del total para 2060, superando ampliamente a la población infantil (0-14 años), que representará menos del 10%. Este envejecimiento acelerado de la población tendrá consecuencias directas en la sostenibilidad del sistema de pensiones, ya que habrá menos trabajadores activos para financiar las pensiones de un número creciente de jubilados. Además, el aumento de la población mayor ejercerá una presión adicional sobre los sistemas de salud y servicios sociales, lo que podría limitar la capacidad del gobierno para invertir en otras áreas prioritarias, como la educación o la innovación tecnológica.
Este escenario de disminución de la población en edad laboral afectará a largo plazo el crecimiento económico de Corea del Sur, reduciendo la producción y el consumo. El envejecimiento acelerado y la menor fuerza laboral podrían desacelerar la economía en las próximas décadas, ya que la proporción de personas mayores dependientes aumentará (Hong, 2024). Además, el sistema de pensiones enfrentará una crisis de sostenibilidad, con menos contribuyentes financiando a más jubilados. Actualmente, solo el 40% de los mayores de 65 años recibe pensión, y muchos dependen de asistencia social, aumentando la carga gubernamental (Hong, 2024). Esto podría llevar a elevar la edad de jubilación o reducir beneficios, generando tensiones sociales y políticas.
Corea del Sur y el riesgo de desaparecer
Corea del Sur enfrenta un riesgo demográfico sin precedentes: la posibilidad de desaparecer como nación debido a su crisis de natalidad y envejecimiento acelerado. Con una tasa de fertilidad más baja del mundo, y una población que ha comenzado a disminuir por primera vez en su historia, el país se encuentra en una encrucijada crítica. Este declive demográfico ya está impactando la economía, con una desaceleración del crecimiento del PIB y una creciente escasez de mano de obra en sectores clave como la manufactura y la tecnología.
El envejecimiento de la población está generando también una presión sobre el sistema de pensiones y los servicios sociales. A medida que la población en edad laboral disminuye y el número de adultos mayores aumenta, el gobierno enfrenta desafíos difíciles para mantener la sostenibilidad económica y social. A pesar de los esfuerzos actuales, como subsidios para familias y permisos parentales extendidos, las políticas implementadas hasta ahora no han logrado revertir la tendencia de baja natalidad.
Las razones detrás de esta situación
- Costos Elevados para Comprar una Vivienda
Según un estudio del profesor Ma Kang-rae del Departamento de Planificación Urbana y Bienes Raíces de la Universidad Chung-Ang en Corea del Sur, comprar una casa en Seúl se ha vuelto mucho más difícil, lo que ha llevado a que muchos jóvenes pospongan o eviten casarse, ya que no pueden costear una vivienda (Kim Ki-hwan, 2023). Esta situación se puede evidenciar en el “Gráfico 4”, que muestra una notoria subida en el precio de la vivienda desde 2015 en adelante.
El gráfico revela que los precios de la vivienda en Seúl han experimentado un aumento constante, con picos significativos en 2020 y 2023, coincidiendo con el auge del mercado inmobiliario y el encarecimiento del crédito hipotecario. Este incremento en los precios ha generado una brecha cada vez mayor entre los ingresos de los jóvenes y los costos de vivienda, lo que ha llevado a que muchos pospongan la compra de viviendas y, por ende, retrasen el matrimonio y la formación de familias.
- Modernización y roles de género tradicionales
Otra de las razones detrás de la crisis de natalidad en Corea del Sur es la persistencia de roles de género tradicionales que no han evolucionado al mismo ritmo que la modernización del país. Según la economista Claudia Goldin, ganadora del Premio Nobel de Economía en 2023, uno de los mayores obstáculos para la conciliación familiar en países desarrollados es la desigualdad en la distribución de las tareas domésticas y el cuidado infantil (Goldin, 2025). En Corea del Sur, este problema ha sido destacado por expertos como Moon Joon-hyun (2025), quien señala que, a pesar de la modernización del país, las mujeres siguen asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico y del cuidado infantil, incluso cuando tienen empleos a tiempo completo.
Esta carga desproporcionada sobre las mujeres dificulta la conciliación entre el trabajo y la vida familiar, lo que ha llevado a muchas mujeres surcoreanas a optar por no casarse o no tener hijos. Aunque Corea del Sur ha avanzado en términos económicos y tecnológicos, los roles de género tradicionales siguen siendo un obstáculo para el aumento de la natalidad.
- Presión Laboral y Cultural
La competencia por empleos de calidad en Corea del Sur ha aumentado significativamente en los últimos años, lo que ha generado una gran presión sobre los jóvenes. Según datos de Lee & Hwang (2023), el índice de competencia laboral pasó de 26.3 en 2008 a 35.7 en 2017, lo que refleja la creciente dificultad que enfrentan los recién graduados para acceder a empleos bien remunerados. Además, las empresas surcoreanas prefieren contratar a personas con experiencia, lo que dificulta aún más el acceso al mercado laboral para los jóvenes.
Además, el desempleo en 2024 muestra que los jóvenes entre 15 y 29 años son el grupo más afectado, con una tasa que alcanzó el 6.6% en el segundo trimestre. Esta alta tasa refleja las dificultades que enfrentan para ingresar al mercado laboral, especialmente en un entorno competitivo donde las empresas prefieren contratar a personas con experiencia. En contraste, los adultos en edad laboral activa (30-59 años) presentan una tasa de desempleo más baja, con un promedio del 2%, mientras que las personas mayores de 60 años enfrentan fluctuaciones no tan radicales. Estas cifras refuerzan la idea de que la presión laboral y la incertidumbre económica desincentivan a los jóvenes a formar familias, contribuyendo a la crisis de natalidad en Corea del Sur.
Esta presión laboral lleva a muchos jóvenes a posponer su independencia económica y considerar inviable formar una familia. Según estudios, el 74% de los jóvenes surcoreanos que retrasan la maternidad/paternidad citan la incertidumbre laboral como su principal preocupación (Lee & Hwang, 2023). Esta situación se agrava con una cultura que exige acumular logros académicos y profesionales antes de los 30 años, generando presión adicional en su desarrollo.
¿Puede la migración ser una solución?
Corea del Sur, ante su crisis demográfica, ha comenzado a considerar la inmigración como una posible alternativa para mitigar sus efectos. Sin embargo, esta opción no se percibe como una solución definitiva, ya que el país mantiene una política migratoria restrictiva y enfrenta desafíos culturales y sociales que dificultan la integración de los inmigrantes.
Según datos de KOSIS, entre 2015 y 2023, la población extranjera en Corea del Sur aumentó en aproximadamente 600,000 personas, llegando a un total de 1.9 millones en 2023. Aunque esta cifra representa un crecimiento gradual, la población extranjera sigue siendo baja en comparación con la población total, representando solo un 3.7% (KOSIS, 2023).
En contraste, países como Canadá, donde la inmigración ha sido clave para el crecimiento económico y la expansión del mercado laboral, tienen un 23% de población inmigrante y registraron 471,700 nuevos inmigrantes en 2023. Alemania, con un 16.3% de población inmigrante y 692,700 nuevos ingresos en 2023, ha utilizado la inmigración como una estrategia para mitigar el envejecimiento de su población y fortalecer su fuerza laboral. Japón, aunque históricamente restrictivo en políticas migratorias, ha visto un aumento en su población extranjera, que representa el 4.2% del total y recibió 154,800 nuevos inmigrantes en 2023 (OECD, 2024).
Barreras para la inmigración
A pesar del aumento en la población extranjera, Corea del Sur enfrenta barreras significativas para integrar a los inmigrantes. La política migratoria del país prioriza visados temporales para trabajadores cualificados, lo que limita el acceso a inmigrantes no especializados (Ministry of Justice, 2023). Además, el “nacionalismo étnico coreano” (단일민족), basado en la idea de una nación homogénea y racialmente pura, ha dificultado la aceptación de los inmigrantes en la sociedad surcoreana (Morgade, 2018). Este concepto, consolidado durante la ocupación japonesa, ha generado exclusión y discriminación hacia las minorías y los migrantes.
La discriminación también afecta a los estudiantes de origen multicultural. Un estudio gubernamental de 2021 reveló que casi el 9% de estos estudiantes ha sido víctima de abuso escolar, una tasa significativamente mayor que el 1% registrado entre la población estudiantil general (Lee Hyo-jin, 2022). La falta de apoyo en orientación académica y la percepción de diferencia cultural agravan su exclusión, lo que limita sus oportunidades.
Por último, aunque la inmigración podría ayudar a aliviar la escasez de mano de obra a corto plazo, no es una solución definitiva para la crisis de natalidad. Según estudios de la OECD (2024), en países como Alemania y Canadá, la inmigración ha servido para mantener el crecimiento económico, pero no ha aumentado significativamente la tasa de natalidad, ya que muchos inmigrantes enfrentan dificultades para establecerse y formar familias en el país receptor.
Reflexión final: ¿Hacia un futuro multicultural?
La crisis de natalidad en Corea del Sur no es solo un problema demográfico; es una amenaza existencial que pone en riesgo la viabilidad económica, social y cultural del país. Con una tasa de fertilidad que continúa en descenso y una población que envejece a un ritmo acelerado, el tiempo para actuar se agota rápidamente. Las políticas implementadas hasta ahora, aunque bien intencionadas, han demostrado ser insuficientes para revertir la tendencia. Por ello, es necesario que Corea del Sur adopte un enfoque integral que combine medidas en tres frentes clave: inmigración, equidad de género y apoyo a las familias.
En primer lugar, la inmigración debe ser vista no como una solución temporal, sino como una estrategia a largo plazo para revitalizar la fuerza laboral y dinamizar la economía. Sin embargo, para que esto funcione, es necesario superar las barreras culturales y sociales que han dificultado la integración de los inmigrantes. Corea del Sur debe avanzar hacia una sociedad más inclusiva, donde la diversidad sea valorada y donde los inmigrantes tengan oportunidades reales de establecerse y contribuir al desarrollo del país. Esto implica no solo flexibilizar las políticas migratorias, sino también fomentar un cambio de mentalidad que abrace la multiculturalidad como parte de la identidad nacional.
En segundo lugar, la equidad de género debe ser una prioridad absoluta. La persistencia de roles de género tradicionales y la carga desproporcionada que recae sobre las mujeres en el cuidado del hogar y los hijos son obstáculos claros para el aumento de la natalidad. Corea del Sur debe de implementar medidas políticas de conciliación laboral, permisos parentales equitativos y acceso a guarderías públicas para mantener tasas de natalidad más estables. Un cambio cultural que promueva la corresponsabilidad en el hogar y la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral no solo beneficiaría a las mujeres, sino que también incentivaría a más familias a tener hijos.
Finalmente, es crucial abordar los factores económicos que desincentivan la maternidad y la paternidad. Los altos costos de la vivienda, la presión laboral y la incertidumbre económica son barreras que deben ser eliminadas mediante políticas públicas que apoyen a las familias jóvenes. Subsidios para la crianza, flexibilización laboral y acceso a viviendas asequibles son medidas que podrían marcar la diferencia.